Tiempo detenido

Hoy contemplo el pasado y veo en retrospectiva una secuencia de fotogramas de una vida en ascenso vertical en movimiento rápido ¿En que momento todo se detuvo? ¿En que momento todo cambió? Mi ascenso era veloz. Estaba en la cúspide después de haber escalado una montaña con sus obstáculos y riesgos en el camino, pero la recompensa nunca llegó. Quizás es y ya, una pequeña montaña que tienes que contemplar su aspecto e irte después de haberla conquistado y pensar que no fue el final, sino apenas el comienzo de un largo viaje.

Recuerdo ir a la escuela y regresar a casa con una mochila llena de sueños y de ilusiones como la de cualquier otro niño. Siempre pensando en que cada sacrificio valdría bien la pena. Una vida perpleja llena de carencias donde lo único que abundaba era un puñado de sueños dónde un día podía ser dueño de mi propio destino. Nunca subestimé esa parte de mi y quizás por eso logré escalar y conquistar unos cuantos lugares, pero algo se fragmentó en mil pedazos dentro de mi cabeza. Y recogiendo esas piezas hechas añicos he podido regresar a ese momento que me refleja porque no quería permanecer en esa planicie donde una vez pertenecí. Que habiendo tantatas montañas es imposible creer en el final de todo.

Introvertido y raro eran mis dos cualidades más dolorosas y placenteras, pero siempre fueron mis garras que utilizaba para trepar sigilosamente y llegar muy lejos y alto a cualquier lugar. Los primeros años de vida de estudiante fui retraído, no participaba aunque sabía la respuesta o la posible mejor respuesta de la clase, mi mente jugaba y divagaba con eso.  Era como pensar, – se cree muy listo el tipo, pero en realidad solo aparenta serlo. Lo único que no tenía límite era mi sólida capacidad de imaginación y de ser un estudiante  sobresaliente con mis buenas notas y decenas de diplomas que acumulaba por distintos lugares en las que podía quedar por participar en algo. No me importaba ser reconocido, lo único que me importaba era crear mis propias circunstancias para llegar a ver lo que otros no podrían siquiera imaginar, ese little Dreams.

A pesar de mis limitantes económicas siempre busqué la manera de ir escalando cada peldaño en esta escalera de la oportunidad con mis propios medios. Aproveché cada momento que se revelaba ante mi como un nuevo reto. Un buen amigo mío un día me dijo: «Eres como un león esperando impasible tu próxima caza». Pensé, y es una bella metáfora para todas mis batallas que hacen sentido cuando todo lo que he hecho está relacionado con esos momentos épicos que he logrado conquistar, aunque admito, sí he tenido malos momentos y otros muy nefastos que no quiero ni recordar. El golpe que no ves venir es el que siempre te derriba, pero esas cicatrices te recuerdan que no hay batallas en la que puedas salir ileso. Yo se que hay un punto al que llegas y te preguntas si es el golpe final y si es todo lo que esperabas de la vida, pero no lo es, hasta la vida misma te susurra, –¡hey!, detente. ¿Por que vas muy rápido?. La vida es una. Disfrútala. Aún hay más por descubrir. Y sigo…

No soy el mejor corredor en la pista, pero puedo asegurar que ser consistente puede llevarte tan lejos como tu quieras; fiel a tus principios, a tu estilo, a tus pensamientos y a tus ideales, de esa línea  difícil de desprenderse cuando ya tienes una construcción mental de tu propio guión de vida. Mi sofisticada habilidad para reinventarme, jugar con mi zona de confort y ver un abanico de opciones, me posiciona como el mejor jugador en un juego de ajedrez más que el mejor corredor en la pista de un maratón. Es emocionante ir diseñando tu propio juego, tu propio camino y que no mires a los lados porque no hay nadie compitiendo por un lugar. Esa anhelada meta no existe, es solo un muro hecho para que choques y no mires del otro lado de la pared.

Hubo un tiempo en que todo se detuvo… porque entendí que el tiempo se alimenta de nuestras ilusiones, de nuestros sueños y nuestras ambiciones, ella le da sentido a lo que queremos cuando le damos forma a algo que merece tu atención. Pero cuando la ignoras, ella se detiene contigo. ¿En que momento todo se detuvo? Cuando deje de prestarle atención ¿En que momento todo cambió? En ningún momento dejo de hacerlo. Quien cambió fue aquel niño que creció mirando el tiempo como su principal competencia. Era el tiempo detenido de mi lado fragmentado mis sentidos para disuadirme. Siempre estuvo ahí en cada momento de mis batallas. Nunca me abandonó y aunque tiene todas las respuestas, ya me doy tiempo para pasar más tiempo a solas para aprender de ella.

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